Introducción
La necesidad de construir armas para la defensa y la caza de animales ha existido en el hombre desde la prehistoria, lo que puede llevarnos a pensar que desde los albores de la humanidad y su inteligencia, a lo largo de la historia han existido conflictos entre sociedades, que a largo o corto plazo han desembocado en guerras.
Es bien sabido que estos problemas pueden haber surgido como consecuencia de la desigualdad social, es decir, porque había personas prehistóricas que tenían algo que otras personas no tenían, y creaban competencia por lo que tenían para poder conseguirlo, la mayoría de las veces para afrontar el reto de la supervivencia.
Desarrollo
Esta es la filosofía que siempre se ha entendido: “la guerra por la supervivencia”, o, como dijo Sun Tzu en su libro El arte de la guerra, “la guerra es vital para una nación; es la base de la vida y la muerte, el camino hacia la supervivencia y la destrucción; por tanto, su estudio es absolutamente esencial”.
Lo triste es que Sun Tzu tenía razón al plantar esa frase, porque si lo piensas, todo lo que el país ha ganado o conseguido en la vida se ha logrado a través de la acción militar, y puedes ver los muchos e innumerables incidentes.
Por ejemplo, al principio Colombia era un país colonizado por los extranjeros españoles y tuvo que llegar la ansiada Independencia de Simón Bolívar para lograr la liberación de estos españoles.
U otros ejemplos como la Revolución Francesa, la caída del Imperio Romano, la Guerra de la Independencia de Estados Unidos, las Guerras Mundiales I y II y muchos otros acontecimientos históricos que provocaron guerras.
Empezar guerras es el camino que sigue el mundo, y siempre es por las desigualdades sociales, y son estas desigualdades sociales las que crean problemas mayores como la pobreza, la delincuencia, los grupos guerrilleros, las tribus urbanas, etc. Todos estos problemas a gran escala siempre desencadenan guerras sociales.
Sin embargo, la guerra siempre ha existido, y el problema es que el hombre siempre ha querido el poder de las armas, que, sorprendentemente, se han desarrollado muy bien desde la antigüedad hasta la actualidad, hasta el punto de que estas armas se han vuelto nucleares.
Las armas nucleares se definen como armas de alto poder explosivo. Una sola explosión nuclear puede destruir un país entero en cuestión de horas, y la consecuencia sería la extinción de la vida, o si sobrevive, consecuencias perturbadoras como las mutaciones genéticas en los seres humanos o la biodiversidad, y por tanto la destrucción de la calidad de vida.
Conclusión
La tecnología de estas armas ya está siendo utilizada por muchos países, y basta un impulso social para iniciar una tercera guerra mundial, cuyas consecuencias se estiman aún más inimaginables que las de la primera y la segunda guerra mundial: millones de personas pagarán con sus vidas, la biodiversidad perderá su forma actual, todo se convertirá en un desierto, y enfermedades como el cáncer y las deformidades serán las más comunes.
Los recursos naturales se reducirán al mínimo y las emisiones de CO2 serán terribles, provocando un calentamiento global apocalíptico.
Lo que antes era naturaleza viva puede convertirse en naturaleza muerta
Se plantea entonces la cuestión.
¿Acabará la humanidad destruyendo la vida tal y como la conocemos hoy en día a causa de las guerras y los conflictos?