Introducción
El propósito de este artículo es compartir perspectivas sobre las características, pensamientos y comportamientos de los mexicanos de décadas pasadas, así como de los mexicanos del presente, la cultura mexicana que es única y la cultura residual que diferencia a otros pueblos. La cultura mexicana está llena de riqueza, diversidad y un pasado que, en cierto modo, marca las normas que deben seguir los hombres y mujeres que viven en este país.
En el desarrollo de este documento se señalarán todos los rasgos que nos diferencian del resto del mundo como país multicultural, desde el sistema político que nos gobierna y que siempre ha oprimido al pueblo mexicano, hasta una sociedad abnegada que ha sucumbido a un sistema que la oprime por su idiosincrasia, y una economía que no se desarrolla, llena de desigualdades y con diferencias muy claras de clases sociales. Así, hemos tenido años en los que hemos sido un país desarrollista. Pero qué tienen que ver estos números con la cultura de los mexicanos, te preguntarás, mucho, porque no podemos crecer y desarrollarnos como país si no tenemos gente dispuesta, sin educación de calidad, cada uno de los mexicanos, a romper los esquemas y tabúes que nos han inculcado desde nuestro nacimiento por la cultura que tenemos.
El libro de Octavio Paz Laberinto de la Soledad es una mirada real y objetiva a las cualidades de los mexicanos en las últimas décadas, a los orígenes y al comportamiento de nuestro pueblo, que en mi opinión está cambiando para bien en algunos aspectos.
Desarrollo
Para iniciar el desarrollo de este artículo, me remontaré en el tiempo, en particular a las características de los mexicanos de épocas pasadas. Nuestras raíces prehispánicas marcan una tendencia muy específica en nuestro comportamiento como mexicanos, nuestros antepasados tenían características muy específicas y estilos de vida diferentes a los que llevamos hoy. La cultura prehispánica adoraba a muchos dioses, eran politeístas, tenían claros los valores de la vida y la muerte, hacían sacrificios a sus dioses para bendecir a su pueblo, eran muy activos en educación, astrología. invasiones políticas y culturales.
La guerra fue una de las principales ocupaciones en estas culturas, además de la agricultura y el pastoreo, hasta el punto de convertirse en un arte destinado a someter el mayor poder, territorio y personas al yugo del más fuerte, hecho curioso dado que los mexicanos se han caracterizado durante muchos años por esta explotación de los más débiles. El terrible egoísmo que impide a sus compañeros tener éxito en la escuela, en el trabajo o incluso en casa, tratando siempre de evitar que otro les supere, conduce a consecuencias trágicas que dejan su huella en las personas para el resto de sus vidas. Las clases sociales se dividían en nobleza (sacerdotes o guerreros), comerciantes, artesanos, campesinos y esclavos, situación que persiste hasta nuestros días, ya que las diferencias de clase social en México son desiguales: los pobres son cada día más pobres y los ricos más ricos. Si prestamos atención a las características de nuestros antepasados, podemos concluir que en gran medida ellos establecieron la línea de conducta entre los habitantes de este país.
Con la llegada de los españoles a nuestro continente, y en especial a México, se produjeron una serie de cambios radicales en la cultura mexicana, y desde el principio hubo un sentimiento de inferioridad que muchos mexicanos aún arrastran hoy en día, y que es una barrera para abrirse al mundo, como si sólo viviéramos en un mundo interior en el que lo que ocurre a nuestro alrededor no existe.
La idealización de otros países refleja claramente la escabechina de la venta de sus pueblos a los españoles, un término que todavía hoy se utiliza mucho y que implica un complejo de inferioridad y una traición histórica. Es muy común y frecuente hoy en día que los mexicanos abandonen a su gente, a sus familias y a sus ciudades por el llamado sueño americano, y desde mi punto de vista no hay nada de malo en ello, pero desde mi perspectiva es lamentable que ya no quieran volver a su pueblo, y si lo hacen, se avergonzarán de todo, dando la espalda al país que les vio nacer.
Los mexicanos siempre nos hemos distinguido en el resto del mundo por los pícaros “alburres”, una forma grosera e irrespetuosa de expresar nuestros pensamientos y sentimientos, siempre tratando de razonar con nuestros compañeros, aprovechando todo, desde nuestra infancia, en la misma sociedad que nos enseñó a burlarnos de los rasgos físicos de los demás, no veíamos el daño que hacíamos a la gente porque crecíamos con miedos y problemas psicológicos, hoy en día este tipo de violencia escolar se llama “albures”, una forma de burlarse de los demás, no vemos el daño que hacemos a la gente porque crecen con miedos y problemas psicológicos. “matones”, siempre imitando a nuestros vecinos y adoptando la terminología y las características estadounidenses.
Si preguntáramos a personas de otros países cuál es su impresión de los mexicanos, el resultado sería deplorable, porque la impresión de los extranjeros sobre los mexicanos es de impuntualidad, siempre llegamos a tiempo, una o dos horas después de lo acordado. Otra peculiaridad es el alcoholismo, los mexicanos quieren celebrar todo por la bebida y el machismo, y aunque ahora está desapareciendo, que es tan degradante para la mujer, los hombres siguen teniendo un comportamiento dirigido a someter a la mujer. Un ejemplo de la cultura del mañana, cuando no estamos hablando de que los mexicanos dejamos todo para el final, es la escuela, cuando un profesor deja una tarea para un día determinado, siempre la dejamos para el final del semestre.
Nuestra mediocridad como pueblo es una cifra desgarradora, intentamos hacer las cosas con el menor esfuerzo posible, nos rendimos y decimos que no podemos, sin siquiera intentarlo, una cultura que arrastramos y que no hemos podido superar del todo. La mediocridad es muy común en la escuela, en el trabajo, con los amigos, en los grupos, debido a las tradiciones que transmitimos de generación en generación de padres a hijos, cuando una persona intenta hacer las cosas, los demás siempre te empujan a esforzarte lo menos posible, y tienes que adaptarte a esta situación para entrar en el sistema.
Otro punto muy importante, mencionado en el capítulo sobre las máscaras mexicanas en el libro Laberinto de la Soledad de Octavio Paz, es la doble identidad que adquirimos los mexicanos en ciertas situaciones, la forma en que tratamos a las personas de manera diferente y nos comportamos en ciertos grupos, la forma en que buscamos cualquier pretexto para soltarnos bajo el flujo del alcohol, y es cuando no tenemos máscaras y estamos cansados de la opresión.
El pueblo mexicano vive bajo el yugo y la opresión del gobierno, es manipulado por los medios de comunicación para que exprese sus pensamientos sobre el país de manera que complazca al gobierno, y carecemos de un buen sentido de la crítica y de la objetividad en estas situaciones, pero mientras no nos interesemos en superar los paradigmas y las barreras que nos limitan, seguiremos lamentándonos, volteando la cara y culpando a los demás por nuestra incapacidad de obtener la educación de calidad y los servicios básicos que necesitamos. que nuestros gobiernos están obligados a proporcionar. Los mexicanos seguiremos lamentándonos, dando la espalda y culpando a otros de nuestra incapacidad para obtener mejores resultados sin hacer las cosas de manera diferente.
Conclusión
Como punto final de este artículo me gustaría destacar algunos aspectos del rasgo mexicano, aunque en párrafos anteriores se ha dicho que los mexicanos son irresponsables, impuntuales, fiesteros, machistas, vagos, etc. Creo que muchos de estos aspectos han cambiado. Creo que muchos aspectos han cambiado, ya no somos los mismos que hace cien años cuando el machismo prevalecía y la imagen de los mexicanos en otros países era de capa y nopal y tequila. Los mexicanos de esta época estamos demostrando al mundo que ya no somos lo que éramos, y cada día hay más ciudadanos exitosos en el extranjero y en México. Conozco muy bien el deporte y me impresiona cómo esta generación se está abriendo al exterior, al mundo de la globalización y de la competición, antes era impensable, simplemente inaudito que las selecciones nacionales ganaran, hoy estamos rompiendo fronteras y paradigmas en muchos sentidos, aún nos queda mucho camino por recorrer pero hemos allanado el camino y debemos continuar y superarnos.
Personalmente, me alegro mucho de que se deje atrás la mediocridad y es estupendo que cada vez más personas reciban educación superior año tras año, porque la educación es la base fundamental para el crecimiento y el desarrollo de nuestro país, dejando atrás toda la cultura del mañana, no se puede hacer nada, por lo demás nuestro país tiene todos los recursos naturales que no podemos utilizar eficazmente para el bien.
Los mexicanos tenemos un gran potencial creativo, tenemos un espíritu pionero, sólo necesitamos canalizar estas virtudes para el bien de nuestro país y de la humanidad, necesitamos acostumbrarnos a ganar y dejar de lado el complejo de inferioridad que muchas veces nos impide aprovechar la oportunidad de vivir en un país tan superior como nosotros, México sin duda no es la excepción.